Los hijos son una bendición de Dios pero a veces algunos son tan rebeldes que nos cuesta entender por qué son tan difíciles de tratar. Desde muy pequeña mi segunda hija era muy activa, a los 3 años era difícil de manejar. Era tan difícil que yo buscaba orientación en libros y recuerdo que cuando tenía unos 5 años ella notó que yo había comprado un libro para aprender a disciplinar, se me acercó con el libro en la mano y me preguntó, Mami, ¿qué dice aquí?” refiriéndose al título, le dije, luego a los pocos días el libro desapareció, lo escondió y así estuvo por un tiempo y me preguntaba dónde lo había guardado yo, no me imaginé que era ella .